Bosque de Sahuaros, los soldados del desierto de Sonora
Por Julio García Castillo (abc radio)
El desierto de México también tiene su encanto, se trata de un ecosistema que aparentemente se ve desolador, ¡pero no! es un escenario con muchas bondades, ciertamente el sol y el calor están presentes, pero la flora y la fauna han aprendido a subsistir en esas condiciones.
En este tipo de clima en Sonora, las temperaturas llegan hasta los 50ºC durante el día, y por la noche se desatan los fríos de hasta -9ºC; y aunque de entrada parece que no hay vida, sucede todo lo contrario.
Sobre la carretera que va de Hermosillo a San Nicolás, hay una desviación que te lleva a una acuícola y a una playa virgen del mar de Cortés, es un lugar ideal para hacer sanboarding por sus enormes paredes de arena, ahí te vas a encontrar uno de los escenarios más fascinantes que tiene el estado: un bosque de sahuaros ¡en el desierto!
¿Qué son los Sahuaros?
También son conocidos como los famosos cardones, una especie de cactus enorme que al paso de cientos de años han echado raíces en esta zona y como soldados de color militar se han quedado a vivir cuidando el territorio desolado.
Se les llama sahuaros en sus primeros años de vida, pero cuando el tallo principal le salen brazos y el cactus ya alcanzó algunas décadas de edad, merecen llamarse cardones. Enormes penachos cactáceos de doce metros de altura, algunos de ellos llegan a los 20 metros y juntos forman un bosque desértico, pero encantador.
Al acercarte te sentirás muy pequeño ante estas gigantes patas de elefante que dejarán ver bajo su sombra lo asombrosos que son. Atrévete a tocarlos, podrás notar su dureza como si estuvieran hechos de concreto.
Viejos sabios
Similares a los ancestrales árboles, los sahuaros son viejos sabios, han visto pasar cientos de personas en sus escasos 200 o 300 años de vida, han sido testigos de épocas revolucionarias, han protegido con su corteza a grupos de indígenas Seris y Yaquis que han construido sus casas y con la dura madera, sus muebles.
Además de ser sombra y consuelo de cansados migrantes, son fuente de alimento para aves, reptiles, insectos y mamíferos. Han servido como campana de algún pájaro carpintero y el hogar de alguna nocturna lechuza que vive en medio de sus espinosos brazos.
Es curioso que un sahuaro es de crecimiento lento, imagina que llegan a alcanzar un metro cada 30 años, por lo tanto, no es difícil entender su peso y altura, pero sobre todo, su edad. Las condiciones del desierto como el aire, el sol, y las altas temperaturas los hacen más fuertes que un roble.
Otro dato curioso es que los sahuaros (o saguaros) también son portadores de semillas que comen las lagartijas y otros reptiles, mientras que las aves y mamíferos se alimentan de sus frutos rojos o morados en forma de tuna dulce. Son las deliciosas pitayas (o fruta del dragón) que los grupos étnicos ocupan para preparar sus platillos y un licor fermentado; en ciertos lugares se prepara una nieve de sabor inolvidable.
Además, las flores de los saguaros aparecen por la tarde de los meses de mayo y junio con un bello y delicado color blanco.
Ecosistema cálidamente encantador
Qué maravilloso es el desierto, no es casualidad que el silencio frente a estos serenos cardones es ensordecedor, puedes escuchar cualquier movimiento que denote algún curioso ratón de campo, el aletear de un búho, el cascabelear de una serpiente y hasta el canto de un cardenal rojo a lo lejos.
Podrás maravillarte al estar en medio del bosque de sahuaros, sus tallo y sus más de siete brazos son gruesos y forman una sombra protectora. No pierdas oportunidad de hacer algunas fotografías al caer la tarde cuando las siluetas de los cactus nos regalan las postales mas cálidas y representativas de México.
El desierto de Sonora tiene interesante fauna, si tienes suerte podrás ver algún venado, zorro, coyote, borrego cimarrón, águilas y halcones marinos. En cuanto a flora Los matorrales, cactáceas y árboles como ocotillos, torotes y choyas, son vecinos de los sahuaros y están ahí esperando ser fotografiados por los viajeros.
La próxima vez que escuches hablar de un bosque, no limites tu imaginación a los cedros, pinos y abetos. Hay un ecosistema igual de fascinante en donde los verdes sahuaros serán tus soldados de compañía en el desierto.