Conciencia: el susurro de Dios en el universo

Cultura 23 de abr. de 2025

Hay algo en ti que no envejece, que no cambia con los años, que ha estado ahí desde siempre:
esa voz interna que observa en silencio, que siente, que sabe que existe.
Eso que llamamos conciencia.

Pero… ¿qué es realmente? ¿Una chispa en el cerebro? ¿Una ilusión? ¿O acaso es la raíz de todo lo que es?


🌌 El universo que se contempla a sí mismo

Los científicos nos han mostrado que estamos hechos de polvo de estrellas.
Cada átomo de tu cuerpo fue forjado en el corazón ardiente de un sol que ya no existe.
Pero hay algo más fascinante aún: tú puedes saber eso.
Tú puedes contemplar el universo… y preguntarte por él.

Entonces, ¿quién contempla? ¿Quién hace la pregunta?

La ciencia ha llegado a límites donde ya no está claro si la conciencia surge del universo
…o si, en realidad, el universo mismo surge dentro de la conciencia.


🕊️ La conciencia como eco de lo divino

Las grandes tradiciones espirituales no lo dudaban:
la conciencia es sagrada. Es el aliento mismo de Dios dentro del ser humano.

Para los sabios antiguos, no hay separación entre lo que tú eres y aquello que sostiene al cosmos.
El hinduismo lo llama Atman, el alma universal.
Los místicos cristianos hablaban del centro divino en el corazón humano.
Y la física cuántica moderna, aunque sin decirlo en voz alta,
coquetea con la idea de que la realidad cambia cuando la conciencia la observa.

¿Y si no fuera coincidencia?


✨ Como el mezquite en el desierto

El mezquite, árbol del silencio y la resistencia,
no necesita ríos para crecer. Se basta con la poca agua que el desierto le ofrece.
Sus raíces van profundas, igual que tu alma cuando busca lo verdadero.
Así también la conciencia: brota desde lo invisible, firme, paciente,
testigo de soles y siglos, sin moverse del todo, sin necesitar explicación.

Quien se sienta bajo su sombra entiende algo del misterio.
Quien cierra los ojos bajo el cielo estrellado sabe que no está solo.


🙏 Volver al centro

Cada vez que cierras los ojos y escuchas el silencio,
cuando contemplas un atardecer o sientes amor sin razón…
estás tocando la conciencia pura.
Estás tocando a Dios.

No necesitas buscar lejos.
El universo entero cabe en un instante de presencia.
Y el misterio más profundo no está en las estrellas,
sino en el simple hecho de que puedes verlas… y sentirlas tuyas.


Tal vez la conciencia no sea una función del cerebro,
sino el canto antiguo que dio origen al tiempo,
el primer suspiro de Dios en la materia.

Y tú, al despertar cada mañana, no haces otra cosa
que continuar ese canto, sin darte cuenta,
con cada pensamiento, cada mirada, cada respiro.

Porque más allá de la carne y del nombre,
tú no eres otra cosa que el universo…
recordando que está vivo,
igual que el mezquite,
profundo, silencioso, eterno.

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