Doña blanca
El origen de la ronda «Doña Blanca», lo adjudican algunos al romance medieval de Doña Sancha, entre cuyos versos dice: «Aquí está doña Sancha, cubierta de oro y de plata».
Pero otros identifican a Doña Blanca con una princesa de Navarra, nacida en 1386. Su padre quiso casarla con el rey de Sicilia y doña Blanca se negó. Su padre la hizo encerrar en un castillo llamado de Peñaflor, a pan y agua, hasta que ella accedió; se hizo el matrimonio pero no se consumó al morir el de Sicilia en 1409, sin dejar descendientes. Al tiempo ella sería reina de Navarra, donde murió en 1441.
Se dice que, durante su encierro en el castillo, un pastor a escondidas le llevaba leche, queso y además platicaba con ella, salvándola de esa soledad sin descanso. Que ese pastor inventó la cancioncilla sobre una Doña Blanca entre «pilares de oro y plata» (como una jaula de oro), e invitaba a romper uno de esos pilares para mirarla.
Sobre lo que era ese «jicotillo» que andaba en pos de Doña Blanca, hay varias versiones, desde un pretendiente malintencionado a un bicho cuyo nombre proviene del náhuatl. El caso es que el juego, que se ha perdido en la tradición española, sobrevive en México y otros países.