El aprendizaje por "ciencia infusa", más cerca

Ciencia 14 de nov. de 2023

Pilotos novatos aprenden a manejar un avión "guiados" por las ondas cerebrales de sus colegas expertos

La estimulación transcraneal de corriente continua es un método no invasivo prometedor

El término ciencia infusa se utiliza para poner en evidencia a los estudiantes “flojos”, a los que se les dice que el conocimiento no va a llegarles de forma gratuita por esa vía. Sin embargo, tal vez estemos un paso más cerca de que la ciencia infusa sea una realidad.

Se usa de forma irónica refiriéndose al conocimiento que se adquiere sin haberlo estudiado o aprendido. En teología, la ciencia que, según algunas religiones, proviene directamente de Dios.

El “conocimiento no adquirido mediante el estudio, sino atribuido en algunas tradiciones a factores sobrenaturales”, como se define a esa cómoda forma de aprender, podría ser una realidad mediante la transmisión de patrones de ondas cerebrales. Al menos eso es lo que asegura un estudio publicado en Frontiers in Human Neuroscience , según el cual pilotos novatos han aprendido a manejar un avión guiados por las ondas cerebrales de sus colegas expertos.

“Medimos los patrones de actividad cerebral de seis pilotos comerciales y militares, y luego se transmitieron estos patrones a otros principiantes mientras aprendían a pilotar un avión en un simulador de vuelo”, explica Matthew E. Phillips , de Laboratorios HRL . El entrenamiento en simuladores de vuelo es una parte importante de la formación de pilotos de avión desde mediados de 1970.

Los investigadores de HRL han utilizado para “transmitir” la experiencia de los expertos a los pilotos en formación una técnica no invasiva denominada estimulación transcraneal de corriente continua ( tDCS , por sus siglas en inglés) con el fin de mejorar el aprendizaje y la destreza de los pilotos en formación.

La tDCS aplica una corriente eléctrica continua (como la que produce una batería, una apila o una dinamo) de baja intensidad a tra­vés de unos electrodos dispuestos sobre el cuero cabelludo. Aunque existe una gran pérdida de corriente en el cuero cabelludo y el cráneo, parece que la corriente que alcanza la corteza cerebral es suficiente para ejercer su acción sobre las neuronas.

Las células cerebrales también funcionan con electricidad, que generan moviendo iones a través de la membrana celular y creando una diferencia de potencial igual que en una pila (potencial de membrana). Cuando la tDCS alcanza la superficie de la corteza cerebral, modifica el potencial de transmembrana neuronal, variando el nivel de excitabilidad y modulando la frecuencia de descarga neuronal. Esta técnica se conoce también como neuromoduladora.

La estimulación se aplicó en la corteza prefrontal dorsolateral (memoria de trabajo) o en la corteza motora izquierda (M1), en un experimento aleatorizado, doble ciego. La actividad cerebral se midió mediante electroencefalograma (EEG) y Espectroscopia funcional del Infrarrojo Cercano (fNIRs)

En el experimento, los aprendices que recibieron estimulación cerebral a través de unos electrodos colocados en la cabeza mejoraron sus habilidades de pilotaje respecto al grupo control. Para llegar a esta conclusión, los investigadores midieron, entre otros parámetros, la fuerza-g (aceleración) promedio del avión durante el aterrizaje simulado y la compararon con los sujetos control que recibieron un simulacro de estimulación”, explica Phillips. La fuerza g, o sensación que experimentan las personas sometidas a una aceleración, es un indicador inmediato de la habilidad de los pilotos en el aterrizaje, la fase más difícil y crítica. Durante el entrenamiento en el simulador, se pide a los futuros pilotos que traten de minimizarla al máximo.

El estudio de HRL es uno de los primeros en mostrar que la tDCS es eficaz para acelerar el aprendizaje práctico y la destreza de los pilotos. Phillips especula que acelerar el aprendizaje con la estimulación cerebral podría ser algo común en el futuro. ”A medida que descubramos más acerca de la optimización, la personalización y la adaptación de los protocolos de estimulación del cerebro, probablemente veremos cómo estas tecnologías se convierten en rutina en entornos de formación y de las clases”, indica Phillips. Y añade que “la estimulación cerebral podría implementarse para clases de formación conductores, el aprendizaje de idiomas o la preparación para el SAT (Scholastic Aptitude Test o Scholastic Assessment Test, una prueba estandarizada frecuentemente usada para seleccionar el ingreso a la educación superior en los Estados Unidos).

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