El Ejército Virreinal
El Ejército en la Nueva España.
Los primeros antecedentes de la llegada del ejército español al territorio americano fueron con las huestes de la conquista de los territorios de Ultramar. El 18 de noviembre de 1518, Hernán Cortés partió del Puerto de Santiago de Cuba, su armada estaba compuesta de 518 infantes, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros, 110 marineros. En el trascurso de su campaña, su efectivo se vio reducido considerablemente a causa de las imperiosas condiciones del viaje.
El 27 de febrero de 1519, llegó la expedición de Cortes a Cozumel, durante los primeros meses avanzó hacia la región central. El 8 de noviembre de ese mismo año, inició la incursión a Tenochtitlán con 400 españoles, 15 caballos y 7 cañones. A partir de ese momento y durante todo el periodo Virreinal llegaron de forma constante cientos de hombres de armas, huestes expedicionarias y milicias de origen novohispano.
El Gobierno Virreinal se fortaleció de manera paulatina, uno de los mecanismos para mantener el orden fue adoptar la estructura del sistema de administración de la Corona Española, para el efecto fue nombrado un Virrey como autoridad del Rey en Ultramar, durante el siglo XVI, recibió el cargo de Capitán General en el que le fue conferido el mando y la organización de las Fuerzas Armadas y de las Flotas Navales.
Una de las funciones de las que estaba encargado el Virrey era de reclutar y avituallar a sus fuerzas, además de construir, conservar y sostener los presidios y fortalezas. Asimismo debía solucionar problemas relacionados con la justicia militar, cargo del que recibía apoyo del auditor de guerra quien también se desempeñaba como uno de los oidores de la Real Audiencia o era asesorado directamente con la junta de guerra.
El Virrey podía delegar responsabilidades en los gobernadores al otorgarles la distinción de Capitán General y a los Alcaldes Mayores norteños como Capitanes a Guerra para ejercer funciones de jefes militares en su respectiva jurisdicción, entre otros lugartenientes. En el norte, los misioneros también participaron en los trabajos de defensa de la zona, además de la presencia de especialistas militares que auxiliaban las labores de defensa y construcción, como lo fueron los Ingenieros Militares.
A pesar de que la protección de las colonias en América siempre fue una prioridad, el ejército aún no estaba plenamente instituido en la Nueva España, quienes se encargaban de mantener la paz eran las organizaciones civiles y las milicias provinciales o urbanas que posteriormente fueron integradas a las compañías de presidio construcciones de vigilancia fronteriza en las que se establecían fortificaciones dotadas de tropas.
Cabe mencionar que el servicio militar fue una obligación que existía en la península y pasó a la Nueva España, aunque excluyó en lo posible a los indígenas para evitar que fueran capaces de rebelarse. Entre 1542 y 1552 la Corona confirmó la obligación militar de encomenderos. Sin embargo; a finales del siglo XVII, esa responsabilidad se redujo al abono de gastos para la defensa con los que abastecían a las tropas.
En 1762, ante la intervención de los ingleses en la Toma de la Habana, surgió la necesidad de establecer un ejército permanente en la Nueva España, la Monarquía española le ordenó a Francisco de Villalba y Ángulo la creación de un ejército capaz de rechazar cualquier agresión. Villalba arribó a Veracruz en 1764, marcando con esto el inicio de la organización del ejército regular.
Pero la organización y administración de la defensa durante el Virreinato, encarnó una serie de problemas desde su creación debido a que las actividades del ejército; intensificaron las diferencias sociales e incentivaron la desconfianza de los soldados peninsulares hacia los novohispanos. Otro elemento que logró influir en el establecimiento del Ejército Virreinal fue la presión que constantemente ejercieron las autoridades locales como ayuntamientos, grupos mineros, autoridades eclesiásticas y hacendados.
A principios del siglo XVIII, las directrices de cambio fueron emanadas de las Reformas Borbónicas mismas que develaron la necesidad de reorganizar la defensa americana, lo que llevó a formar guarniciones, desplazando a las antiguas compañías de presidio por unidades regulares integradas por Compañías, Batallones y Regimientos dotados de Planas Mayores y Servicios de Guarnición. Además de que el reclutamiento y los ascensos fueron regulados. Por disposición de los Consejos Castellanos se implementaron academias de ingeniería y matemáticas para profesionalizar los Servicios de Guarnición
La organización del Ejército Virreinal se integró por las siguientes unidades y milicias auxiliares:
- Unidades fijas en las principales ciudades americanas que adquirieron idéntica estructura a las unidades peninsulares.
- Ejército de refuerzo o también llamado ejército de operaciones en indias, compuesto por unidades peninsulares enviadas temporalmente al otro lado del mar como refuerzo de algunas plazas con amenazas de invasión.
- Milicias o conjunto de unidades regladas (disciplinadas) y de carácter territorial que engloban al total de la población masculina de cada jurisdicción comprendida entre los 15 y 45 años considerados como ejército de reserva.