El Histórico Pueblo de Altar, Sonora.

Enclavado en el corazón del Desierto de Sonora, el Corredor del Valle de Altar atraviesa la frontera México-Estados Unidos por medio de dos distintas porciones en el noroeste de Sonora y el sudoeste de Arizona. A pesar de su aridez, el Corredor del Valle de Altar brinda de una variedad de flora y fauna adaptada al calor de verano y las olas de frio del desierto. Es aquí en donde la gente tohono o’odham (conocidos históricamente como “pápagos” por los españoles y mexicanos) tiene su cerro más sagrado – el Pico Baboquivari con su forma de campana. Alejado de las ciudades desérticas de Hermosillo, Caborca, Tucson, Phoenix y sus bien transitadas carreteras, el Valle de Altar es un corredor importante aunque irregular para el movimiento de personas y contrabando entre los dos países vecinos. A principios del siglo XXI la mayoría de las entradas a EEUU por inmigrantes indocumentados (y también por narcotraficantes) tomó acabo en el Corredor del Valle de Altar. En este ensayo fotográfico exploraremos este corredor, desde el pueblo de Altar en Sonora hacia el olvidado puerto fronterizo en Sásabe y hasta el límite norponiente del valle en Arizona con el propósito de mejor entender uno de los escenarios más importantes dentro de discusiones sobre la frontera entre los Estados Unidos y México.

Saguaros y otros cactos vigilan el Valle de Altar a lo largo de su territorio. La tranquila e inhóspita belleza del valle son evidentes al igual que el calor, la aridez y el peligro que el ambiente desértico la brinda a seres humanos. Mucho antes de que el corredor desértico de Altar fuera uno de los escenarios más trágicos en el desesperado movimiento de migrantes hacia los Estados Unidos, el área que abarca desde Altar, Sonora, hasta Robles Junction al oeste de Tucson, Arizona, fue la tierra natal de numerosos grupos indígenas, misioneros y colonos españoles y luego ganaderos mexicanos y anglo-americanos. En la porción del corredor en Arizona, toda el agua fluye hacia el norte, principalmente por el arroyo de Altar. En el lado mexicano, toda el agua fluye hacia el golfo de California en el sur por medio del importante Río Altar que cuenta con su fuente en el Rancho Tres Bellotas al oeste de Nogales en los cerros de la frontera EEUU-México.

Las Montañas y el Pico de Baboquivari (con su forma de campana) surgen imponentemente sobre la franja noroeste del Valle de Altar. El Pico de Baboquivari es un importantísimo punto de referencia geográfico regional y uno de los puntos más sagrados para el pueblo tohono o’odham (“la gente del desierto”) quienes habitan el sur de Arizona y el norte de Sonora. Según la religión tradicional de los o’odham, la humanidad entró al mundo por medio de este cerro sagrado después de una inundación. Se cree que I’itoi – el creador del mundo – vive en una cueva adentro del Pico Baboquivari desde donde aún cuida a su gente. La imagen de I’itoi – comúnmente representado en el arte o’odham como un hombre en el centro de un laberinto circular – es un símbolo popular en la zona fronteriza Arizona-Sonora. El laberinto representa no tan solo el camino hacia la cueva de I’itoi adentro del cerro sino también las decisiones que uno toma a través de su vida en este mundo.


Reorientemos nuestra travesía por este corredor con una visita a la orilla sureña del Valle de Altar en Sonora. Aproximadamente 160km (100 millas) al sur del Pico de Baboquivari, el pequeño pueblo de Altar, Sonora, México funciona como un importante cruce regional conectado el noroeste de Sonora (y la distante península de la Baja California) con el oriente poblado de Sonora y el resto del interior mexicano por medio de la Carretera Federal 2. A pesar de ser un municipio de tan solo 7,927 habitantes enfocados principalmente en la agricultura según el censo realizado en 2010 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), desde 1997 Altar ha desempeñado un papel grande en discusiones sobre políticas de migración y vigilancia fronteriza en los Estados Unidos dado a tantos migrantes de México, Centroamérica y otros áreas que pasan por aquí con la esperanza de cruzar la línea hacia el norte. Altar, según un habitante del poblado, se convirtió en “sala de espera para los migrantes.” Numerosos medios de comunicación, desde The Guardian (Gran Bretaña) hasta VICE han reportado sobre la gente de Altar y los migrantes que cruzan por allí. [1]

Altar fue fundado originalmente en 1755 como el Presidio (o fuerte) de Santa Gertrudis de Altar por el Capitán Bernardo de Urrea (de 45 años de edad) junto con 29 otros soldados en la orilla del Río Altar como consecuencia del Alzamiento Pima de 1751-1752. En noviembre de 1751 los pimas altos y tohono o’odham (conocidos como “papagos” en la documentación española y mexicana) se alzaron contra la Corona española y sus misioneros jesuitas en la región, comenzando en la misión de Sáric unos 69km (43 millas) al norte de Altar. La amenaza hacia el dominio español, librada como una feroz guerra racial entre los pimas y o’odham en contra los misioneros y colonos españoles-mexicanos, termino por medio de una paz negociada en marzo de 1752 y una mayor presencia militar en el desierto de Sonora que resulto en la fundación del Presidio de Santa Gertrudis de Altar. El fuerte de adobe – demolido desde hace mucho tiempo – cambio su nombre a Nuestra Señora de Altar después de que una iglesia del mismo nombre se le agregara al pueblo. El mapa mostrado arriba data desde 1767 y muestra la importancia del Río Altar para el presidio (cortesía de Tumacacori National Historical Park).[2]

La actual parroquia de Nuestra Senora de Guadalupe fue construida en 1886 y hoy ministra a los migrantes rumbo a un cruce indocumentado hacia los Estados Unidos. Bajo el pastor Prisciliano Peraza García, la parroquia brinda numerosos servicios para los migrantes, incluso la distribución de suministros de agua y comida en el desierto. Con la ayuda de voluntarios, la parroquia administra un albergue en el lado oeste de Altar, el Centro Comunitario de Atención al Migrante y Necesitado (CCAMYN). Carteles y anuncios dentro del templo reflejan la presencia de los migrantes que han redefinido la historia de Altar en las últimas décadas.[3]

Cerca del altar del templo (con su retrato de la Virgen de Guadalupe), una oración impresa sobre un estandarte exhorta a los feligreses a orar por sus “hermanos migrantes.” El texto dice: “Corazón de Jesús lleno de amor y misericordia, quiero pedirte por mis hermanos migrantes. Ten piedad de ellos y protégelos, pues sufren maltratos y humillaciones en su caminar, son señalados por la mayoría como peligrosos, y marginados por ser Extranjeros. Haz que les respetemos y valoremos su dignidad. Toca con tu bondad el corazón de cuantos los vemos pasar. Cuida a sus familias hasta que regresen a sus casas, no con el corazón roto sino con sus esperanzas colmadas. Así sea.”[4]

(ARRIBA) En el área trasero de la iglesia un boletín advierte a los migrantes sobre los peligros que les esperan en el Desierto de Sonora (a veces llamado el “desierto de Altar”) junto a información sobre la naturaleza de la Santa Eucaristía y la ordinación de seminaristas diocesanos. Los carteles relacionados a la migración pretendan darle animo a los migrantes, citando las palabras del Papa Francisco “Los migrantes no son un peligro; están en peligro” mientras advierten de las peligrosas condiciones del desierto. Al otro lado de la iglesia, debajo las Estaciones del Vía Crucis de la Pasión de Cristo, un mapa muestra los puntos en el desierto al norte de Altar en donde han muerto migrantes (ABAJO). Círculos radiales emanando de la línea internacional muestran la distancia – en días caminados – de las muertes de los migrantes. Para muchos potenciales migrantes indocumentados, caminar unos días hacia puntos de encuentro con transporte en EEUU no aparenta ser muy desafiante, pero el ambiente desértico es formidable. Muchas de las muertes en este mapa ocurrieron al oeste del Corredor del Valle de Altar dentro de los límites de la reserva de los tohono o’odham.

Casas y edificios de adobe – muchos datando desde hace décadas – abarcan el centro histórico de Altar y reflejan las profundos raíces del pueblo. Muchas casas de adobe más viejas, anteriormente residencias privadas, ahora son casas de huéspedes para los potenciales migrantes procedentes de México y Centro América rumbo al norte, como la Casa de Huéspedes de Altar. Muchos migrantes – usualmente hombres y mujeres pero a veces también niños – descansan en Altar después de completar la primera parte de su travesía por México antes de continuar hacia la línea internacional unos 117km (73 millas) hacia el norte. Además de las casas de huéspedes en los adobes del Altar antiguo, muchos moteles modernos colindan otras áreas del pueblo. Jesús, un originario de Altar, comento en una entrevista de periódico que “a la par de los migrantes, fue aumentando la infraestructura de los servicios. Altar no es un lugar de turismo, aquí no hay nada que ver, ni playas ni cultura, y sin embargo hoy tenemos 14 hoteles, uno de ellos de cuatro estrellas, y 80 casas de huéspedes.”[5]

Alrededor de la plaza de Altar, un anuncio comercial pintado a mano muestra las tarifas en pesos para llamadas a Estados Unidos, el resto de México y Guatemala. Cercas de allí, un módulo de atención móvil de la Cruz Roja Mexicana proporciona servicios para los migrantes y residentes de Altar. Al otro lado de la plaza, tiendas venden comida y ropa, incluso varios artículos en camuflaje y zapatos hechos a mano para ocultar huellas en el desierto (imagen de izquierda-arriba cortesía de VICE News). Electrolitos y cafeína son unos de los productos más vendidos en las farmacias de Altar además de contraceptivos comprados por mujeres migrantes como un nivel de protección en contra de violación en el peligroso camino transfronterizo con los coyotes. El movimiento de migrantes por Altar profundamente define la economía de esta comunidad desértica aunque la agricultura y ganadería aun forman importantes fuentes económicas.[6]

Detrás del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe y un poco alejado de la Carretera Federal 2, otro albergue sirve las necesidades de la gente migrante, aunque un mural pintado sobre la pared exterior del albergue le da una advertencia macabra a los migrantes pasando por Altar. Pintado en el 2006, el mural muestra la arriesgada travesía por el calorísimo Desierto de Sonora al norte del pueblo. La Virgen María llora al ver los migrantes agotados rogarle por su intervención.


La Ruta Estatal 43 de Sonora inicio su recorrido hacia el noreste por el Desierto de Sonora desde el centro de Altar siguiendo el transcurso del Río Altar. Mientras que la Carretera Federal 2 – una conexión importante dentro de la red de transporte nacional en México – es una impresionante autopista con su pavimento suave y de cuatro carriles, la Ruta Estatal 43 en un camino más chico y menos mantenido que conecta Altar con las comunidades agrícolas de Oquitoa, Tubutama, Atil y Sáric a lo largo del Río Altar antes de girar hacia el oriente como un camino de terracería por los cerros hasta llegar al sur de Heroica Nogales, Sonora. En los siglos XVI y XVII misioneros jesuitas, entre ellos el célebre misionero Eusebio Kino, fundaron numerosas misiones por este corredor que extiende hasta lo que hoy es el área de Tucson, Arizona, con el propósito de divulgar el Evangelio a los tohono o’odham, pimas y otras razas indígenas del desierto. Antes de que los carteles narcotraficantes establecieran su fuerza en el área, esta carretera – parte de la “Ruta de las Misiones” en Sonora – permitió que vecinos mexicanos y turistas norteamericanos visitaran las misiones y pueblos históricos del noroeste sonorense.

Un chubasco se forma cercas de la misión de Oquitoa y su cementerio histórico al inicio del verano. La misión de Oquitoa – nombrada formalmente San Antonio de Oquitoa – fue fundada en 1689 por el Padre Eusebio Kino y da testimonio al intercambio cultural que ha ocurrido en el Corredor del Valle de Altar durante los últimos cuatro siglos. El significado del topónimo “Oquitoa” no se sabe con certeza, pero una teoría sugiera que en la idioma o’odham significa “en seguida” o “cercas” quizás refiriéndose al Rio Altar. También posiblemente signifique “cerros picosos” en o’odham ya que en actualidad existe una localidad llamada Qujtoa en la reserva tohono o’odham. Aunque parlantes de o’odham y pima no apoyan esta conclusión, la tradición local afirma que “Oquitoa” significa “mujer blanca” en la idioma pima. El templo misionero sobrevivió el Alzamiento Pima de 1751-1752 y aun cuenta con una congregación activa en la pequeña villa de Oquitoa. Ubicado tan solo 11km (7 millas) al norte de Altar, Oquitoa cuenta con solo 372 habitantes según el censo de 2015 del INEGI.[7]

Una tormenta distante empieza a enfriar esta tarde de verano en Oquitoa. El bosque de árboles en esta imagen se encuentra a las orillas del Río Altar.

De vuelta en la carretera afuera de Oquitoa, la Ruta Estatal 43 sigue hacia el norte a las comunidades agrícolas de Tubutama y Sáric en donde una carretera distinta y sinuosa – alternando entre terracería y pavimento – recorre los 50km (31 millas) de desierto cerroso hacia el puerto fronterizo del Valle de Altar en Sásabe. Varios medios de comunicación se refieren a Altar como la última parada de los migrantes en el camino hacia el norte pero es en el área alrededor de Sásabe, Sonora, en donde ocurren la mayoría de los cruces fronterizos en esta zona. A lo largo de su trayectoria, la Ruta Estatal 43 es un camino rural con poca circulación.


El Sásabe, Sonora, aparece después del camino rumbo noroeste desde Sáric. Un parque pequeño (ARRIBA) sirve a los niños y habitantes del poblado mientras que una guarnición del ejército mexicano se encuentra en el lado norte de la villa cercas de la línea internacional. Muchísimo más chico que Altar, Sásabe (que significa “valle de la cabeza” en el idioma o’odham) está situado en la mera frontera al otro lado de Sasabe, Arizona (otro par de ciudades fronterizas en la línea Arizona-Sonora como San Luis/San Luis Río Colorado, Ambos Nogales y….los Nacos). El Sásabe mexicano es un poblado chico bastante alejado del resto del estado de Sonora. Muchos agente aduanales y fronterizos de los Estados Unidos temen cruzar al lado mexicano aquí debido a la presencia poco controlada del crimen organizado por esta parte del Corredor del Valle de Altar. Como en Altar, la comunidad chica es muy cercana en sí y los vecinos saben quién está pasando en camino a otros destinos. El Sásabe es un poblado remoto y sereno, pero su ubicación fronteriza la de gran importancia como base de operaciones para el tráfico de personas y narcóticos a los Estados Unidos.[8]

Caminos de terracería recorren todo el pueblito de El Sásabe y en una instancia se encuentra un letrero afuera de una escuela que advierte a los migrantes sobre los peligros adelante. Dirigido hacia los migrantes, la advertencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos da aviso sobre los peligros que corren los migrantes en esta remota frontera. El letrero tiene por lo menos 15 años y su texto desvanecido aconseja a los migrantes a no arriesgar sus vidas ya que “las temperaturas en el desierto pueden ser fatales” y además hace una solicitud desalentadora. “Si has visto cadáveres o restes humanos a tu paso LLAMANOS y proporciónanos los datos de tu hallazgo con la mayor precisión. Tu llamada es gratuita y puede ser anónima.” El mensaje de la Comisión Nacional de Derechos Humanos concluye diciendo “Solo con vida puedes hacer algo por los tuyos.”

A una cuadra del puerto fronterizo, las calles de terraceria de Sásabe, Sonora, se convierten en pavimiento ceras de hogares privados y el cementerio local. En la distancia, el Pico Baboquivari, con su singular forma de campana, vigila el Desierto de Sonora y el Valle de Altar y funciona como un visible punto de referencia. Si miramos mas cuidadosamente podemos ver un pequeño restaurante de color rosita en el camino al cruce fronterizo.

La Cafetería Disney le Brinda la bienvenida a cualquier persona, particularmente niños, que deseen una comida inspirada por el mundo de Disney.

El Corredor del Valle de Altar continúa hacia el norte al otro lado de la línea internacional. Nuestra gira reanudará en la Parte II de este ensayo, comenzando con una exploración del vecino de El Sásabe, Sonora – el pueblo fantasma de Sasabe, Arizona.