El lenguaje químico de las emociones

Dr. Mariano Giacobone fuente: http://budacuantico.blogspot.com/



Sabemos ahora que las emociones y los pensamientos, tienen su expresión química en el cuerpo. Cada célula del organismo escucha y participa del “diálogo interno”.
El cerebro responde a cada pensamiento con una química determinada, ya sea de alegría, de placer, de miedo, de alarma o de dolor.
Ya hemos visto el rol de los neuropéptidos cerebrales en la comunicación de información a distancia en el organismo.Un neuropéptido es una cadena de aminoácidos, unidos por puentes peptídicos que se diferencian de otras proteínas sólo por la longitud de su cadena. Se han identificado hasta el momento alrededor de 100 neuropéptidos.



Su tamaño puede variar desde 2 aminoácidos, como ejemplo la carnocina, hasta más de 40 aminoácidos, como la CRH (hormona liberadora de corticotrofina).
Tienen función tanto excitatoria como inhibidora.Los neuropéptidos, que también se llaman neuromoduladores, se pueden agrupar en varios grupos.
También se conocen bien otros transmisores de información como la Adrenalina y Noradrenalina, la Dopamina, la Serotonina, la Histamina, etc.Estas sustancias químicas son las responsables que sintamos por ejemplo placer, miedo, sueño, hambre o motivación, entre otras funciones.
Lo notable es que según el tipo de pensamiento que tengamos, según el área del cerebro, o dicho de otra forma, el grupo de neuronas que se active, habrá un tipo de química correspondiente.
Un ejemplo claro lo constituye el estrés.


El exceso de “máquina”, de problemas, de pensamientos, de obligaciones, enciende todo el tiempo los mecanismos de alarma (sistema neurovegetativo simpático: prepara para la lucha y la huida) del cuerpo y por consiguiente este produce una química acorde a la situación, es como prender todas las luces de la casa todo el tiempo cuando no hace falta. Resultado: el sistema se desgasta, se quema rápido, y en el caso del organismo se pierde eficacia y se vive mal y poco.
La preocupación y la frustración generan un tipo de química, la calma y la aceptación otra. Un pensamiento positivo tiene una química. Uno negativo, otra.


A su vez, está química generará pensamientos y emociones positivas o negativas, en un sistema de retroalimentación permanente.
Aunque creamos que nadie escucha lo que pensamos, las células de todo el cuerpo si lo hacen, perciben todo, ya que cuerpo y mente son diferentes expresiones de una misma realidad.


El sistema inmunitario es otro ejemplo. Se han descubierto en la membrana de los linfocitos y otras células de defensa receptores para estos neuropéptidos, de manera que el estado emocional de la persona influye directamente sobre su sistema defensivo, es decir, sobre la capacidad de resistencia a las enfermedades y el control y eliminación de células y microorganismos nocivos.


Por eso la higiene mental es tan importante como la higiene corporal.
Limpiar y eliminar cotidianamente los viejos sentimientos, los miedos, las preocupaciones, la ansiedad y los pensamientos negativos, y reemplazarlos por una nueva manera de percibir al entorno y a nosotros mismos. Con motivación y de manera positiva. Un cambio de mentalidad.


Este simple y monumental acto, generará un torrente de sustancias químicas y de energía, que no solo fortalecerá el sistema inmunitario, si no que será fuente de salud y felicidad.Amar es inteligente.
Un solo pensamiento positivo tiene el poder de cambiar la realidad y transformar nuestra vida. Y esto es un hecho científico.


El no-pensamiento, es simplemente el espacio entre dos pensamientos. Es calma, no actividad, silencio. Es lo que permite la "mirada interior", es decir, la observación y el conocimiento de la actividad mental de uno mismo. Esta es la fuente de creatividad y profunda sabiduría y es la mejor manera de hacer "higiene mental", mantener el equilibrio y volver a "0".

El verdadero poder se encuentra en el inconsciente

Sin control no hay poder

El control de la mente se consigue a través del entrenamiento

La mente es el camino

El camino es el entrenamiento