El Padre Nuestro que Jesús enseñó

En el Monte de los Olivos, en Jerusalén, (Palestina), sobre una piedra blanca de mármol, encontramos escrito el Padre Nuestro en arameo a la izquierda y en hebreo a la derecha. Esta piedra está colocada en la Iglesia del Padre Nuestro, también conocida como Santuario de Eleanora. Y fue edificada sobre la cueva en la que Jesús enseñaba a sus discípulos la oración del Padre Nuestro. En ese mismo Santuario podemos encontrar el Padre Nuestro traducido a más de 200 idiomas.

Tal como dictan los Evangelios de San Lucas y San Mateo, la oración del Padre Nuestro, nos la dio a conocer Jesús de Nazaret. Y según los estudiosos, fue arameo, el idioma que debió hablar Jesús. Pues este era el idioma originario de la Alta Mesopotamia del siglo VI A.C. y el que hablaban los pueblos del entorno.

Getsemaní, a los pies del monte de los Olivos, donde Jesús enseñó el Padre Nuestro a los discípulos.

El hebreo quedaba reservado a los eruditos de la época y a escribir las escrituras. Pero el pueblo, al que Jesús se dirigía, hablaba arameo.

Traducción del Padre Nuestro al español

La traducción de esta hermosa oración, desde el arameo, difiere bastante de la que conocemos en España y demás países de habla hispana. En mi opinión, el mensaje, desde la traducción del arameo, alcanza una magnitud y belleza inspiradora mucho más amplia. Fortalece e infunde esperanza y deseos de ser mejores y más responsables. Es una llamada a la conciencia y la unicidad con todos y con todo. Y posee una vibración muy alta.

PADRE NUESTRO TRADUCIDO DEL ARAMEO

Padre-Madre, Respiración de la Vida,
Fuente del sonido, palabra en Acción,
¡Creador del Cosmos!
Haz brillar tu luz dentro de nosotros,
entre nosotros y fuera de nosotros,
para que podamos hacerla útil.
Ayúdanos a seguir nuestro camino
respirando tan solo el sentimiento que emana de Ti.
Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo,
para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas.
Que tu deseo y el nuestro, sean uno solo, en toda la Luz,
así como en todas las formas, en toda existencia individual,

así como en todas las comunidades.

Haznos sentir el Alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma,

sentiremos la sabiduría que existe en todo.

No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen,

y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.

No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo,
la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece.
Que Tu amor esté solo donde crecen nuestras acciones. ¡Qué así sea!