La Revolución.

Periodo de la Revolución

En la historia de nuestro país existió un periodo que fue establecido por los gobiernos del General  Porfirio Díaz, quien fungió como Presidente de la República durante más de treinta y un años, tiempo en el que consiguió concentrar las riquezas del país en pequeños grupos que ejercían poder a lo largo de todo el país y que jamás contradecían sus decisiones, asimismo con el apoyo de estos sectores influyentes tomó el control para desarticular periódicos y grupos de oposición, obligando a reducir la oposición política en su contra.

Sin embargo; abriría una posibilidad para los partidos políticos de oposición a principios de 1908, cuando Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista canadiense James Creelman, quien en representación de la revista inglesa publicó que Díaz había declarado estar preparado para una transición del poder pacifica, aunque en México solamente fueron publicados algunos de los fragmentos de la entrevista en los periódicos: El Imparcial, Diario del Hogar y La Patria de México.

Uno de los líderes políticos que reaccionó a esta publicación fue Francisco I. Madero, quien estaba convencido de la necesidad de renovar el gobierno, publicando sus opiniones al respecto en el libro de La sucesión presidencial de 1910, en el que sentó las bases para iniciar su camino político mediante la creación y apoyó del Partido Nacional Antirreeleccionista que rápidamente adquirió un gran número de simpatizantes.

A pesar de lo que Díaz había expuesto en la entrevista con el periodista James Creelman sobre que permitiría la transición del poder, en el momento en el que Madero tomó fuerza y se convirtió en un peligro para su permanecía en el poder. Fue detenido en Monterrey y posteriormente encarcelado en la penitenciaria de San Luis Potosí donde recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Indignado por lo ocurrido, al salir de la cárcel, decidió refugiarse en los Estados Unidos de América, donde publicó el Plan de San Luis para llamar al pueblo a levantarse en armas en contra del régimen.

En ese documento, Madero denunció el desconocimiento al gobierno de Díaz y las atrocidades en contra de la democracia, para que se realizaran nuevas elecciones se declararía como Presidente Provisional, cargo en el que defendería el sufragio efectivo. Para lograr su cometido convocó al pueblo a que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910.

Ante este panorama Madero decidió regresar al país, siendo recibido por sus simpatizantes más allegados, además obtuvo apoyo de Pascual Orozco, Francisco Villa, Emiliano Zapata, así como las fuerzas del Sur y en seis meses consiguió con las fuerzas revolucionarias derrotar al Ejército Federal, siendo decisiva para ello, la Toma de Ciudad Juárez en mayo de 1911, en donde se firmó la paz. Por este hecho, Porfirio Díaz se vio obligado a renunciar a la presidencia y salir rumbo a su exilio en Francia, donde murió en 1915.

A diferencia de lo acordado en el Plan de San Luis, en los Tratados de Ciudad Juárez, se estableció que el gobierno provisional quedaría a cargo del Lic. Francisco León de la Barra, como Secretario de Relaciones Exteriores, razón por la que después de las elecciones, el Presidente electo Francisco I. Madero, enfrentó una gran inestabilidad política que generó el distanciamiento de otros líderes revolucionarios. Entre los días 9 y 18 de febrero de 1913, ocurrió un episodio conocido como la “Decena Trágica” que fue un levantamiento militar para derrocar a Francisco I. Madero de la Presidencia.

La sublevación se inició en la Ciudad de México, donde un grupo de disidentes comandados por el General Retirado Manuel Mondragón se levantó en armas junto a algunos militares que se sublevaron en contra de Madero y liberaron a sus opositores Félix Díaz y Bernardo Reyes, ex porfiristas, mientras que el General Lauro Villar defendió el Palacio Nacional y fue herido, motivo por el que Madero nombró en su lugar a Victoriano Huerta como Jefe de la Plaza, pero este último, lo traicionó y ordenó arrestar a Madero y a Pino Suárez, quienes  reaccionaron a finalmente el 22 de febrero fueron asesinados.​

Cabe resaltar que el embajador norteamericano Henry Lane Wilson, apoyó abiertamente a los insurrectos para que asumieran la presidencia de manera provisional, primero con el Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuraín, pero esto solamente con la finalidad de nombrar como Secretario de Gobernación a Victoriano Huerta, y así poder renunciar para que Huerta quedara en su lugar como Presidente Interino

Entre los jefes revolucionarios que reaccionaron ante este atropello, se encuentra Venustiano Carranza y Francisco Villa. El 19 de febrero de 1913, el XXII Congreso Constitucional del Estado Libre y Soberano de Coahuila, emitió el decreto número 1421, en el cual se desconoció a Huerta como Jefe del Poder Ejecutivo de la República, así como, todos los actos que dictara con ese carácter y al mismo tiempo le concedió a Carranza facultades para proceder a armar fuerzas en contra del Ejército Federal.

Las bases de este ejército revolucionario fueron establecidas en relación a los objetivos políticos, dados a conocer  y publicados en la Hacienda de Guadalupe, Coahuila el 26 de marzo de 1913, conocido como "Plan de Guadalupe" y en su artículo 4º se describe:

“Para la organización del ejército encargado de hacer cumplir nuestros propósitos, nombramos como primer Jefe del Ejército, que se denominará “Constitucionalista,” al ciudadano Venustiano Carranza, gobernador del Estado de Coahuila”.

Para la organización del Ejército Constitucionalista, Carranza emitió nombramientos y órdenes acordes a la integración del ejército con el que combatiría las fuerzas huertistas, destacando el decreto del día 4 de julio de 1913, en el Cuartel General de Monclova, en el que se ordenó la creación de 7 Cuerpos de Ejército, denominándolos:

Cuerpo de Ejército

Formado por las Fuerzas de los Estados

Del Noroeste

Sonora, Chihuahua, Durango, Sinaloa.

Del Noreste

Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

De Oriente

Puebla, Tlaxcala y Veracruz.

De Occidente

Jalisco, Colima, Michoacán y Territorio de Tepic.

Del Centro

Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí,  Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y México.

Del Sur

Morelos, Guerrero y Oaxaca.

Del Sureste

Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas.

El objetivo de la organización de este ejército fue la aplicación de una estrategia acorde a los objetivos políticos del “Plan de Guadalupe”, con los que se eliminaba cualquier pretensión que tuviera Victoriano Huerta para legitimar su gobierno, además se convocaría a nuevas elecciones una vez que se terminaran las hostilidades.

Para este fin Carranza y sus jefes militares organizaron a sus tropas, mientras que el Teniente Coronel Jacinto B. Treviño, Jefe de Estado Mayor y el Capitán 1/o. Francisco L. Urquizo, realizaron acciones relacionadas con su administración al formular Ordenanzas con la finalidad de sentar las bases de la disciplina que regiría a ese ejército.

Fueron emitidos decretos que permitieron la admisión de tropas  ex-militares que habían pertenecido a la facción maderistas o al mismo Ejército Federal siempre que se presentaran dentro de un plazo de treinta días a la fecha de publicación del Plan de Guadalupe. También organizaron un escalafón de Jefes y Oficiales con nuevos grados, por último fomentaron la adquisición de armas y municiones provenientes de los Estados Unidos de América.

Los líderes de la revolución propiciaron diferentes levantamientos armados siendo encabezados por Pascual Orozco, Francisco Villa con la División del Norte y Emiliano Zapata como Jefe del Ejército del Sur, razón por la que uno de los esfuerzos políticos fue definido por las reformas que se implementaron en el ámbito militar, la convocatoria de la Soberana Convención de Aguascalientes de octubre de 1914, confrontó una vez más los intereses de las diferentes facciones revolucionarias hasta decidir quién y en qué forma gobernaría el país, a partir del momento en que se disolviera el Ejército Federal. Pero lejos de poner fin a las hostilidades entre las diferentes facciones o a la misma inestabilidad política, la Convención dio origen a la promulgación de la Constitución de 1917, que fue establecida para regir jurídicamente al país.