La Navidad: Luz, Unión y el Misterio de la Medianoche
La Navidad es una festividad que tiene el poder de unir a familias y comunidades alrededor del mundo. Durante estos días, la alegría y la generosidad se respiran en el ambiente, invitándonos a compartir momentos inolvidables.
Vemos las calles iluminarse y los hogares vestirse de fiesta con árboles y colores vivos. Los regalos que intercambiamos son gestos de cariño, y las cenas abundantes se convierten en la excusa perfecta para reunir a quienes más amamos alrededor de una mesa.
¿Por qué celebramos?
Más allá de las luces y la comida, la Navidad conmemora el nacimiento de Jesucristo. Es la festividad que marca la llegada del Salvador al mundo, cumpliendo la promesa bíblica. Si bien la fecha del 25 de diciembre fue elegida históricamente para coincidir con antiguas festividades y resaltar el sentido cristiano sobre las celebraciones del solsticio, hoy representa el nacimiento de la esperanza para millones de personas.
¿A qué hora nació el Niño Jesús?
Es curioso notar que la Biblia no especifica la hora del nacimiento. Los evangelios de Mateo y Lucas narran el "qué" y el "dónde", pero guardan silencio sobre el "cuándo" exacto.
Sin embargo, la tradición y la mística han llenado ese vacío. Existen relatos fascinantes, como el de San Bernardo de Claraval. Se dice que este monje francés, intrigado por el momento exacto de la llegada de Jesús, tuvo una visión del Niño Dios justo a la medianoche mientras esperaba la misa. Desde entonces, asoció esa hora con el milagro del nacimiento.
De igual manera, el libro Vidas de los Santos relata la experiencia de la clarisa Santa Catalina de Bolonia. En la Navidad de 1445, afirmó haber recibido al Divino Niño en sus brazos de manos de la Virgen María, también a la medianoche.
Aunque estas visiones no son pruebas históricas, han forjado una tradición preciosa. La medianoche simboliza el momento en que la luz irrumpe en la oscuridad. Por eso, cada 25 de diciembre, esperamos a que el reloj marque las doce para colocar al Niño Jesús en el pesebre, renovando la fe y la esperanza en el mundo.